lunes, 18 de abril de 2011

YO TAMBIEN SOY ORINOCO

Yo también soy Orinoco,

ha poblado mis venas su rumor milenario,

por donde viajo llevo su extenso horizonte

doblado en mis valijas,

lo despliego en remotas aduanas.



Puedo dormir muy lejos

pero al soñar me reconozco

el más fraterno de todos sus guijarros.

Se mezcla en mi sangre su caudal inmenso,

ahora mismo escribiendo distingo

nítidamente su oleaje en mis palabras.



El sentimiento de estar en el mundo

siempre de paso,

de irme rodando en los días y las horas

sin pedir una gota de más o de menos,

se lo debo a sus ondas,

a sus barcos que me enseñaron a partir

sin importarme el puerto a donde llegue.



Hay tonos ocultos en mis voces,

colores, guitarras, soleadas lejanías

que para siempre me fijan a su cauce.

Hay gestos de verdes celajes selváticos

que mi vida tomó de los bosques

crecidos al sol de sus riberas.



Lo siento olear adentro y fuera de mis ojos,

detrás, al lado,

abro la ventana para verlo pasar

en cada cuerpo,

en cada rostro que cruza la calle.

De tanto seguirlo me confundo con él,

yo también soy Orinoco,

-escribo para serlo,

y lo que he amado quedará entre sus márgenes

tatuado en alguna de sus piedras,

cuando en sus hombros me lleve al fin un día,

horizontal, envuelto en el sueño del agua.



EUGENIO MONTEJO