sábado, 5 de abril de 2008

Sobre Salvajes

Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chirike-yeetakuú
que significa Saliva de las Estrellas.
A las lágrimas Enú-parupué
que quiere decir Guarapo de los Ojos.
Al corazón Yewán-enapué,
Semilla del Vientre.

Los waraos del Delta del Orinoco dicen Mejo-koji
el "Sol del Pecho" para nombrar el Alma.
Para decir amigo dicen Ma-jo karaisa,
"Mi otro corazón"
Y para decir olvidar, dicen: Emonikitane,
que quiere decir "Perdonar".
Los muy tontos no saben lo que dicen.

Para decir Tierra dicen Madre.
Para decir Madre dicen Ternura.
Para decir Ternura dicen Entrega.
Tienen tal confusión de sentimientos
que con toda razón las buenas personas que somos
los llamamos Salvajes.

Gustavo Pereira

Esperamos no morir en el intento

la idea principal de este blogg es que ustedes nos vayan dando sus opiniones del proyecto e incluso nos hagan algunas sugerencias...y claro para que vayan viendo como es todo el proceso del viaje que comenzamos!!!!
Esperamos que en algún momento de la vida puedan ver la pelicula terminada.....

La dulce espera...














Esta es Ana Luisa, la máma de Manuela, viajando en los caños mientras trabajaba en el IAN con los Warao en el Delta del Orinoco. Nosotras también nos encontramos en este momento en un periodo de gestación pero de ideas de este proyecto.

Quienes somos?


Somos dos Venezolanas que coincidimos en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba....Yo Manuela Blanco, que tengo una historia bastante particular con el orinoco como podrán ir viendo en este Blogg y Marelis Rodríguez en quien confio para emprender este viaje, para que lo produzca y consiga los medios.....

Por qué hacerlo?

Mi existencia comenzó a partir de un chispazo en la mirada de mis padres en el caño Tobe a Kojo (Boca de Tigre) en el Delta del Orinoco. Mi Padre pertenecía al Movimiento por la Identidad Nacional de Caracas y lo mandaron de comisión a buscar a mi Madre en el Delta, quien trabajaba como antropóloga coordinadora del programa del Instituto Agrario Nacional (IAN) a sus escasos 24 años.

Pasaron muy pocos días de haberse conocido, un mes y medio aproximadamente, para que yo comenzara a vivir, fue algo inesperado, muy rápido, quería venir a pasear por el Orinoco con ellos. A partir de ese momento comencé a saltar de un lado a otro con mis progenitores, fui a una comunidad indígena al noroeste de Venezuela en un viaje de 20 horas en autobús para el 12 de octubre de 1979 (día de la resistencia indígena) y allí comenzó mi concientización, hablaron líderes indígenas de todo el país, fuimos con la gente de los caños del Delta del Orinoco, comunidades que tuvieron que cambiar de asentamiento a raíz del cierre del caño Manamo, allí se habló acerca de eso y yo digo que si bien el cierre trajo muchos beneficios económicos, nunca se midió el impacto sobre las comunidades Warao que habitaban en la zona. Mis padres se convirtieron en una oficina u organismo autónomo que intentaba abordar la problemática Warao desde varios flancos, especialmente mi padre que es un cuestionador de todo y hacía cosas temerarias, llamaba a los ministros, etc. Los dos hablaron con el gobernador y por primera vez le plantearon la idea del congreso warao que luego en el ochenta se hizo y más nunca se ha hecho.

Mis padres hicieron ruido en torno a la problemática Warao, él escribió un cuento y en conjunto sacaron un periódico que se llamó Tamaja Nome (Todo es verdad) y tenían un grupo de concientalización para los habitantes del Delta del Orinoco, también hicieron algunos foros con películas, siempre en pro de la defensa de pueblos indígenas y la protección del medio ambiente.

Creo que quedó grabado en mi memoria desde el útero de mi madre una conciencia por el Orinoco y sus habitantes, desde mis paseos de bebé, cuando cruzamos muchas veces en canoa manejadas por niñas Warao. Luego viví con mi madre un tiempo en Caracas, donde por alguna razón siempre insistía en contarle a todo el mundo que yo había nacido en el Orinoco y que mis amigos eran Warao, incluso inventaba que yo era uno de ellos.

En diferentes momentos de mi vida por una u otra razón regresé a ese mágico río, el Orinoco. Primero fue por el trabajo de mi mamá en el Amazonas, donde hice amigos que aún hoy en día mantengo, pudiéndome acercar a diferentes comunidades indígenas un poco más conciente de todo lo que pasaba a mi alrededor. Después regresé de vacaciones, yendo y viniendo repetidas veces del Orinoco.

Siempre mi imaginación se quedó navegando en el río, muestra de eso es que durante mi adolescencia tuve un grupo de títeres donde casi todas las obras que escribía estaban relacionados con los problemas ambientales del Orinoco. Al entrar a la universidad decidí estudiar antropología, con una marcada atención hacia las comunidades indígenas. Finalizando mis estudios incursioné en la arqueología haciendo mi tesis de grado sobre el río Caura, uno de los principales afluentes del Orinoco, esta investigación me permitió conocer mejor el pasado prehispánico de este majestuoso río.

Cuando comencé a hacer documentales, mi primer largometraje fue precisamente sobre los indígenas warao que los encontré nuevamente en Caracas como mendigos, esta migraciones me hicieron reflexionar sobre lo que estaba pasando en su lugar de origen el delta del Orinoco, ahí donde comenzó mi existencia, en ese momento comenzó un viaje a reencuentros y a mi pasado que no ha cesado desde hace tres años atrás.

A partir del inicio de la fase de exploración de la faja petrolera del Orinoco, el viaje hacia lo que son mis orígenes empieza a perturbarme. Esta situación me hace entrar en contradicción, ya que si bien es cierto que traerá una gran cantidad de beneficios económicos y sociales a mi país y a Latinoamérica; pero qué va a pasar con sus habitantes, su medio ambiente, su paisaje, su vida dentro de cincuenta años cuando el agua sea mucho más valiosa que el petróleo?

Orinoco

Orinoco, déjame en tus márgenes de aquella hora sin hora:

Déjame como entonces ir desnudo, entrar en tus tinieblas bautismales.

Orinoco de agua escarlata, déjame las manos que regresan

A tu maternidad, a tu transcurso, río de razas, patria de raíces, tu ancho rumor,

Tu lámina salvaje viene de donde vengo, de las pobres y altivas soledades, de un secreto como una sangre, de una silenciosa madre de arcilla.

Pablo Neruda