Orinoco, déjame en tus márgenes de aquella hora sin hora:
Déjame como entonces ir desnudo, entrar en tus tinieblas bautismales.
Orinoco de agua escarlata, déjame las manos que regresan
A tu maternidad, a tu transcurso, río de razas, patria de raíces, tu ancho rumor,
Tu lámina salvaje viene de donde vengo, de las pobres y altivas soledades, de un secreto como una sangre, de una silenciosa madre de arcilla.
Pablo Neruda
2 comentarios:
me encantò...el texto es excelente y se ensambla muy bien con las imàgenes. manuel
Excelente idea, tiene extrema importancia tratar este tema que es de vital importancia en la conservacion del Orinoco. Aldo
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